Pues lo dicho, saliendo temprano pudimos llegar a Badajoz a mediodia y allí nos encontramos con el coche.
Decir que el vendedor ya me había advertido que el coche necesitaba una mano de pintura para quedar perfecta pero aunque por experiencias anteriores sé que las fotos engañan, en este caso me engañaron más. El coche a 5 metros se veía impecable pero al acercarte te dabas cuenta de dos cosas: primero la mayor parte del vehículo mantenía su pintura original, pero con 20 años encima el sol había echo de las suyas y en segundo lugar había zonas pintadas nuevas, como el paragolpes delantero y una aleta lo que hacía mayor contraste. Para colmo de males, tenía un bollo en una aleta, un intermitente roto y quizás lo peor las molduras laterales pintadas a mano "con titanlux". En las siguientes fotos se puede ver lo dicho:
Pero en fin, con la idea en la cabeza de que tendría que pintar el coche antes de lo previsto, empecé la prueba.
Decir que lo mejor era la originalidad de todo el vehículo y el estado de conservación del mismo, sobre todo de los interiores, salvo un descosido en el asiento del conductor todo estaba impecable.
Empecé la prueba dinámica y yá desde el principio se me cambió el color de la cara. El coche funcionaba perfectamente, pero cuando entraba el turbo pegaba uno o dos tirones claramente perceptibles, parecía como que entraba turbo, fallaba, volvía a entrar, volvía a fallar y finalmente entraba de lleno.
Suspensiones, frenos, ralentí, todos los sistemas eléctricos, aire acondicionado, abs, todo perfecto... el embrague se había cambiado el año pasado, tubo de escape y copelas de amortiguación nuevas, ruedas nuevas, pero el fallo del turbo me preocupaba y mucho.
El mayor problema era la distancia, había recorrido 700 kilómetros y estaba seguro de volver con el 21 pero en aquellos momentos estuve a punto de no comprarlo. No obstante después de probarlo tres veces, a lo último parecía que el fallo no aparecía, deduje que quizás la inactividad del coche en los últimos meses podía ser la causa del problema.
Finalmente decidí arriesgarme y partí hacia Logroño.
Decir que el viaje de vuelta fué perfecto, el coche andaba que se las pelaba, recordaba el tiron del turbo (esos adelantamientos que vas a por dos coches seguidos y se acaban convirtiendo en cuatro ó cinco) pero lo que más me sorprendió y no recordaba era la estabilidad y la baja sonoridad del motor en viaje "relajado".
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